Capitulo 53

Yo: Vete a la mierda George.

                Me di la media vuelta y lo deje parado en medio de la nieve, con su declaración todavía colgando en el aire. Enserio pensó que le creería? Después de todo lo que dijo de Paul, mi NOVIO. Comencé a caminar furiosamente, culpándole de todo a Harrison. Llegue a la escuela, casi hecha un mar de lagrimas, me dolían los pies, me sentía increíblemente tonta estando ahí, en la escuela, cuando mi vida comenzaba a ser un desastre. Estúpida escuela. Estúpido George.

Maestro: Señorita Sherrigan! Debemos hablar de sus resultados…

                Me di la media vuelta. Estúpido maestro. Estúpido George. Fui al teléfono publico de la esquina, marcando rápidamente con las manos aun temblando…

X: Si?

Yo: John comunícame con Paul.

John: Mierda Valerie, acabas de venir. Déjame dormir otro puto rato…

Yo: Pásame a Paul. AHORITA.

John: No esta niña. Inténtalo otro día.

Yo: QUIERO HABLAR CON PAUL!!!

John: (su tono de voz era tranquilizante) Valerie, siéntate en… ¿en donde estas?

Yo: Casi en frente de mi escuela.

John: Esta bien, siéntate en frente de tu escuela, ahorita que llegue George lo mando por ti.

Yo: Que no entiendes?! Quiero hablar con Paul! Me acabo de deshacer del idiota de George!!!

John: Así es? Esta bien. Espera 10 minutos y Cris llegara por ti. Desayunaras con nosotros.

NARRACION VICTORIA 2012

                      Por la primera vez había llegado temprano a uno de esos almuerzos. Estaba impaciente, vi el reloj, Sean llevaba ya 4 minutos de tardanza. Me moría por ver a Val, tenía tanto por contarle… seguramente ella a mí también. La extrañaba, finalmente, alguien de mi época, quien era una chica y con la que podría hablar de cosas de chicas… digo… no es que me quejara pero contarle a Ringo tus cosas no es la situación mas cómoda ¿entienden?

                     Mire de nuevo el reloj…. 5 minutos tarde.

X: Victoria

                     Fue un susurro apenas perceptible pero lo escuche. Me gire un poco en mi silla para divisar a una señora que irradiaba elegancia y clase, pero más que nada autoconfianza. Su cabello era oscuro, y sus facciones delicadas como las recordaba.  Eran casi 40 años después pero era Valerie Sherrigan, quien no se veía con tantos años como los que tenía.

                     Me pare y la abrace, con una enorme sonrisa en mi rostro. Ella me correspondió y me sentí tranquila… todo iba a resultar bien. Valerie, la “todo lo puede”, estaba aquí conmigo. Me soltó para sentarse y Sean, quien estaba parado viendo la escena con una sonrisa triunfante, me sonrió. Me acerque a el para darle un abrazo y un beso en la mejilla, como agradecimiento. Nos sentamos también.

                    Valerie me lanzo una enorme sonrisa.

Yo: Valie, te extrañe. Como no imaginas, si supieras lo terrible que ha sido… ¿estas llorando?

Val: Aw, solo imagina Vicky, tú no me ves hace meses pero yo no te veo hace décadas.

                   Tenía razón. Debía ser bastante extraño para ella… ver a alguien quien acabo en el futuro.

Yo: Tienes razón. (Le sonreí) Tienes hijos?

Valerie: Er.. No.

Yo: Un esposo?

Valerie: Tampoco Vick.

Yo: Oh. Disculpa la impertinencia pero… ¿Por qué?

Valerie: Es una larga historia. Te cuento luego.

                  Eso me sonaba a: “Sean esta aquí. Es algo privado”. El también comprendió.

Sean: Yo quiero saber.

Valerie: No lo quiero discutir AQUÍ.

Sean: Bah, ustedes las mujeres, son tan raras. Da lo mismo donde lo dices. (Valerie le lanzo una mirada de enfado) Bueno era broma.

Yo: Entonces… ¿Qué has hecho todo este tiempo?

Valerie: Cosas minoritarias… cosas de física.

Sean: La nominaron a…

Valerie: Un pequeño reconocimiento.

Sean: El premio Nobel.

Yo: Q-que? Felicidades….

Val: (encogió los hombros) No es algo que me interese… En fin, yo te voy a regresar. Así que deja de preocuparte por todo eso, yo me encargo.

Yo: Tu? Como?

Valerie: No quiero aburrirte con los detalles.

Sean: Lo platicamos en otro lugar terminando.

                 El almuerzo transcurrió en bromas y conversación, más que nada por mi parte con Valerie, ya que Sean no podía opinar mucho sobre los temas de los que hablábamos.

                 Decidimos irnos, para que Valerie pudiera hablar conmigo. Sean propuso ir a la casa de su madre, ya que ella también quería saber. Esta vez, no me puse nerviosa para nada. Estar con Yoko ya no me causaba terror, la conocía mejor, y era una persona muy amable.

Yoko: (después de que nos habíamos sentado) Cuéntanos Val, como harás para regresarla?

Yo: Tienes una maquina del tiempo?

Valerie: (se rio) Alguien ha estado leyendo mucho H.G. Wells… (Sonreí) pero no, lamento decepcionarte

Sean: Entonces…

Valerie: Todo esta en la teoría de cuerdas. (Todos la miramos como si estuviera hablando en otro lenguaje) Oh vamos, eso de… “un electrón no es un punto sino una cuerda que abarca hasta 5 dimensiones”.

Yo: Oh, así que es cierto?

Valerie: Claro que lo es. Solo se hacen remolinos en el aire con láseres, son especiales, calienta los electrones, causa que se abran, entras y voila…

Sean: Suena… suena lógico, creo. Pero, se supone que eso es para cosas muy muy muy pequeñas ¿no? Como una particula o algo asi. Cosas con muy poca materia. Victoria no es tan liviana…. Sin ofender.

Valerie: Bah ya se. Materia y anti materia se cancelan asi que le dare eso a Vicky, para que tenga poco peso atomico.

Yoko: (algo preocupada) No se morirá?

Valerie: Nada de eso. Solo tendrá las defensas bajas por poco tiempo.

Yo: Perfecto. No importa que tenga bajo o no. Quiero volver. ¿Cuándo empezamos?

Valerie: Ahorita mismo. Solo espero que no le temas a las inyecciones

Llegue a casa temprano. Jakob no estaría, se había ido a reunirse con sus compañeros de banda después de que yo le había planteado la idea de que volvieran a grabar algo juntos.  Mi brazo me dolia y me comenzaba a sentir enferma, pero no me preocupaba, Valerie me había dicho que seria normal.

Me talle los brazos y abri la puerta, solo quería aventarme en el sillón y dormirme pero en cuantoentre me quedo claro que no podría hacer eso.

Jakob estaba sentado en el sillón con una expresión de incomodidad en su rostro, al otro extremo del sillón y con la misma expresión estaba nada mas y nada menos que Paul.